Juan Jesús Ménde nació en La Guancha, un pequeño pueblo al noroeste de Tenerife, en una familia dedicada a trabajar en el campo.
Desde pequeño, siempre ayudó a su familia con la viña, y al terminar la universidad decidió convertir esta tradición familiar en su proyecto de vida.
En 1990comenzó a elaborar vino en la antigua casa canaria de sus abuelos partiendo del viñedo centenario familiar. A partir de ahí, el motor que ha hecho trabajar incansablemente a Viñátigo ha sido la pasión por recuperar las variedades de uvas casi extintas que permanecieron intactas en el archipiélago por la ausencia de la filoxera.
Gual, Marmajuelo, Tintilla, Baboso Negro, son ahora vinos que han resultado de años de esfuerzo por revivir este tesoro varietal. Un patrimonio que, de no haber sido por Viñátigo, seguramente a día de hoy no existiría.
En 1997 se comenzó a trabajar en la bodega actual. Cuando se imaginó cómo sería, se tuvo muy claro que tenía que ser un reflejo de nuestra tierra.
Excavada en una colada de magma volcánica y recubierta con las piedras que había en el lugar antes de construirla, la bodega se mimetiza en un paisaje en el que predominan las terrazas de cultivo. El revestimiento, la profundidad y las pequeñas aperturas en la estructura favorecen un aislamiento térmico que ayuda a optimizar los recursos energéticos, siendo más sostenibles y respetuosos con el medio que nos rodea.
A través de sus vinos han querido comunicar la extraordinaria singularidad de las variedades de uva de Canarias, cultivadas sin injertar en un mosaico de suelos volcánicos exentos de filoxera; reivindicando el increíble potencial de una región vitícola tan pequeña y con una diversidad tan enorme.